Ricardo Bernal
—Creo que los amigos terrícolas todavía no se acostumbran a nuestros hábitos alimenticios —dice el ñumonita a su esposa.
—Ya se acostumbrarán —contesta ella, mientras abre sus enormes muslos verdes, y desova un viscoso coágulo en la boca de cada uno de los comensales atados que se retuercen alrededor de la mesa.