Escuer y Bernal

25 de agosto de 2012

EN EL BOSQUE

Iliana Díaz Anguiano


Ella se dejó guiar de su mano. Sentía el corazón retumbándole enloquecido en el pecho, y era como si su corazón provocara todos sus temblores. Volteó a verlo y le sonrió, nerviosa. Hubo en ella un segundo de duda pero al mirar su reflejo en esos ojos dulces y vidriosos de excitación, esa duda se le deslizó como una capa cayéndose de sus hombros. Por entre los árboles un rayo de luna se coló, matizándole de azul la cara y aumentando el brillo de la humedad en sus labios. Entonces Caperucita aulló, vaticinando su inminente transformación...