Escuer y Bernal

23 de marzo de 2011

NUEVO MUNDO

Ricardo Bernal


Apenas despertó fue descubriendo cosas inesperadas: el cielo era intensamente azul, las nubes blancas y brillantes, el mullido pasto donde descansaba su cabeza era verde… Un par de vivaces mariposas revoloteaban entre flores rojas y amarillas, y más allá de los aterciopelados montículos de hierba dorada, un arroyuelo de cristal desenredaba su canto milenario. A lo lejos, la cadena de imponentes montañas nevadas vestía su regazo de bosques ocres y esmeraldas llenos de murmullos. Dificultosamente se levantó, todas sus articulaciones crujieron y entonces descubrió que estaba desnudo. De pronto una voz intensa llenó el aire: “objetivo, encontrar la salida hacia el siguiente nivel”. Pegado a la pantalla, el niño se dispuso a seguir disfrutando de su nuevo videojuego; ésta vez los diseñadores habían logrado un escenario realmente terrorífico…