Martha Eugenia Colunga Bernal
Si me pidieran describir en pocas palabras a mi mejor amiga; diría que es fiel, sedante y letal.
Letal porque esa es, precisamente, su función; sus demás cualidades las ha demostrado a lo largo de muchos años. Mi padre la tuvo desde nueva y yo la heredé en 1980; así que, prácticamente, es parte de
Desde hace catorce años, cuando Julián amenazó con abandonarme, agregué un ritual más a mi rutina casera. De madrugada, cuando cierra el bar y regreso a casa; después de la última cerveza que tomo mientras me desmaquillo y preparo para dormir, saco a Bere de mi bolsa, limpio con cariño su culata con incrustaciones de concha nácar; aceito y acaricio, casi con lujuria, su larga y negra corredera, cada “click” que hace al deslizarla me suena como un beso tronado. Cuido que su piel de acero quede brillante, libre de huellas, polvo y grasa; verifico que su cargador de 10 tiros esté completo y marco con un beso carmesí, la primera hermosa bala de
Si algún hombre quiere pasar la noche conmigo, tiene que ganarse primero la confianza de Bere. Ella sólo mata a los traicioneros.