Escuer y Bernal

1 de mayo de 2011

DESCENSO DE UN AMOR


No podía tener éxito en conseguir mi amor mujer alguna que no supiera volar. Decidí decírselo, adornando así el motivo para escapar del monótono romance. Además era cierto, pues ella era plana y gris como insecto, cuando yo necesitaba a alguien esférica y brillante como estrella.

Nunca creí que Magnolia, despreciando su cordura y sobrevalorando su enamoramiento, decidiera saltar por el borde de la terraza del café donde opté por romper con nuestro idilio. Pero lo cierto es que, al menos por unos segundos, voló… y en ese pequeñísimo momento, caí irremediablemente enamorado de ella. Pero ya no pude siquiera escuchar su voz, tan sólo la melodía de su cuerpo azotando el pavimento.