Escuer y Bernal

23 de marzo de 2010

EL TEPORINGO

Miguel Antonio Lupián


Escondido entre el zacatón, el teporingo sueña con ser liebre. Sus ojos de bebé asustado han sido testigos de las transformaciones del hombre: desnudo obedeciendo a la naturaleza, vestido obedeciendo a la religión y mal vestido obedeciendo a la tecnología. Para los entusiastas, las orejas recortadas, la nariz juguetona y el cuerpo que invita al apapacho lo convierten en una especie carismática. Sin embargo, ha sido exiliado en los volcanes, pues ¿a quién le gustaría tener en casa a una especie nativa, chaparra, gorda y prieta jugando con los niños?