Esa navidad, nueve de cada diez niños
pidieron su Payasito Parlante Primor, una maravilla de juguete. Cuando era
sacudido, el Payasito Parlante Primor decía una palabra nueva en cualquier
idioma; según las campañas comerciales, los niños aprenderían otros idiomas, la
humanidad entera se hermanaría ya sin barreras de lenguaje. Pero cada vez que
el Payasito Parlante Primor decía una palabra, el mundo entero la olvidaba para
siempre. Cuando llegó el año nuevo los idiomas habían desaparecido. Fue así como
el Payaso Parlante Pavor pudo fundar su reino en un planeta mudo que no profería
una sola queja.